En la sede de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol encontramos esta plaza que acoge la catedral de San Martiño (s. XII), de estilo y época románicos pero luego también gótico y después barroco; el palacio episcopal, el antiguo consistorio o las casas con soportales se juntan para dar belleza y singularidad al más importante espacio de esta villa - próspera ciudad en el desfallecer de los tiempos medievales- que también fue esplendorosa capital de una de las siete provincias históricas gallegas.

Y de la mano de Cunqueiro, ahora allí homenajeado con una estatua que mira a la basílica, estas piedras también fueron el hogar de los sus Merlín y Simbad, de los feirantes y de los sochantres a los que dio vida el genial escritor mindoniense, la misma vida que allí perdió el Mariscal Pedro Pardo de Cela, el controvertido (y quizás oscuro) noble decapitado por mandato real y que, también, hoy tiene aquí su monolito.