El Consello da Cultura Galega inaugura en A Coruña “Inventio Mundi”, la muestra que profundiza en la historia de la navegación gallega

La ciudad de A Coruña pudo desempeñar un papel histórico en la navegación marítima. En el siglo XV, Carlos V quiso abrir desde la ciudad herculina una nueva ruta para llegar a las Islas Molucas sin depender del puerto de Sevilla. 

Para ello creó en A Coruña la Casa de la Especiería y con ella se escribió la historia de un fracaso. Esta vía político-marítima gestó cuatro expediciones que acabaron todas en desastre y de la que no queda ningún rastro en la ciudad herculina.

Este es el relato que se narra en  “Inventio Mundi”, la muestra organizada por el Consello da Cultura Galega y por la Secretaría Xeral da Emigración. Esta exposición, comisariada por Ofelia Rey, se inauguró este viernes 11 en la Fundación Barrié.

La muestra permanecerá expuesta en la Fundación Barrié de A Coruña hasta el 25 de octubre
La muestra permanecerá expuesta en la Fundación Barrié de A Coruña hasta el 25 de octubre
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Santiago de Compostela, 12 de septiembre de 2020.

Inventio mundi no fue una exposición fácil. “Es una parte de la historia de Galicia que se desconoce, que permaneció prácticamente invisibilizada y de la que existen pocos documentos y materiales” explicó la comisaria Ofelia Rey. Por eso, una de las grandes fortalezas de esta muestra está en el relato, en explicar en poco más de treinta paneles una historia de la navegación gallega que arranca en ese interés comercial con las Islas Molucas y finaliza en el siglo XVII, cuando cambian las formas de navegación. Pero también está en reconocer esa historia de navegación que llegó hasta nuestros días a través del imaginario popular y que recoge nuestra literatura.

A Coruña tuvo un papel destacado en esta historia de la navegación. La creación de la Casa de Contratación de la Especiería supuso un importante impulso económico para la ciudad pero también un foco de atracción de piratas. La duración de esta institución fue breve. En 1529, tan sólo siete años después de su creación, desapareció como resultado de los acuerdos alcanzados entre España y Portugal en el tratado de Zaragoza, en el que se cedió a Portugal sus derechos sobre las islas de las Especias a cambio de una gran suma de dinero.

La exposición estará abierta hasta el día 25 de octubre y podrá visitarse según las condiciones de seguridad establecidas por la Fundación Barrié, entidad que acoge esta muestra en su sede. Es la tercera itinerancia de una muestra que se inauguró en 2019 en el Museo de Pontevedra con el interés de dar a conocer las repercusiones que tuvo para Galicia la primera circunnavegación de la Tierra, la expedición de Magalhães-Elcano, cuando se conmemoraba el quinto centenario de su partida.

La Galicia navegante en el imaginario literario
La posición atlántica de Galicia es fundamental para comprender la especificidad de la cultura gallega. Por eso, a través de Inventio mundi también se recupera cómo se mantuvieron en nuestro imaginario popular los hechos históricos. En la literatura gallega medieval, el Atlántico es el Mar Mayor, cantado por Paio Gómez Chariño, el poeta almirante sepultado en la iglesia de San Francisco de Pontevedra, la Boa Vila, puerto importante todavía a fines del siglo XV. Pero hay más, la historia del Colón pontevedrés; el Fernando de Magalhães que nació en la aldea de Magaláns, en la misma ría; pero también en la literatura contemporánea en obras como O triángulo inscrito na circunferencia de Víctor Freixanes, entre muchas otras aportaciones. Una conexión que también está presente en la muestra y sobre la que se ahondará en una de las actividades complementarias previstas. El próximo día 18, Pemón Bouzas, Marilar Aleixandre y Manuel Bragado, coordinados por Olivia Rodríguez, participarán en el parladoiro A Galicia navegante no imaxinario literario y en él profundizarán, a través de sus propias experiencias, en la relación entre la literatura gallega y las historias de navegaciones marinas.

La navegación histórica
El relato de la navegación gallega comienza con la epopeya de Magalhães, que descubre una nueva ruta para ir a las Islas Molucas, la de las especias, pero sin tener que pasar por los territorios adjudicados a Portugal en el Tratado de Tordesillas (1494). Como es sabido, Magalhães murió en la ruta pero regresó Elcano, que intentó explorar esa nueva ruta. Por aquel entonces Carlos V no tenía interés en reforzar el comercio de Sevilla con América y aprovechó las circunstancias políticas para crear en A Coruña una casa de contratación (de la que no queda resto ninguno). Se inicia así un intento de explotar el mercado con América desde Galicia. Esa nueva vía político-marítima se concretaría en un proyecto de colonización y cinco expediciones, de las que sólo se hicieron cuatro.

La exposición da cuenta de esos cuatro viajes, del tipo de embarcaciones empleadas y de los nombres propios de sus promotores y ejecutores. “Las expediciones fueron un auténtico fracaso en cuanto a lo que se pretendía perseguir (abrir una vía de comercio con las Molucas sin tener que depender de Portugal), en las que murieron muchísimos hombres (muchos de ellos gallegos), en las que no se obtuvo ningún beneficio” explica Ofelia Rey. Pero, al mismo tiempo, la comisaria reconoce que fueron muy positivas vistas con ojos de hoy. “Los permitió ver las prospecciones geográficas, el cartografado de la costa y un relato de una tentativa truncada de un peso relevante de Galicia en el comercio con las Américas” explicó.

La primera de las expedición tuvo lugar en 1524, que es cuando sale del puerto de A Coruña la carabela “Anunciada”. Al frente está Estevão Gomes, que busca un paso entre el Atlántico y el Pacífico y abrir de este modo una alternativa a las Molucas por el norte. Aunque fracasó en su intento, recorrió la costa americana desde Terranova, la Tierra de los Bacalaos, hasta Florida.

La segunda fue la de García Jofre de Loaysa, que arrancó el 24 de julio de 1525 siguiendo la ruta tradicional. A pesar de que salió una armada de siete naves, once años después solo dos docenas de superviventes regresaron a Europa.

En 1527 salió desde el cabo de Fisterra la tercera de las expediciones. Tres barcos capitaneados por Diego García de Moguer, un experimentado marino. Nunca llegó a su destino, acabó explorando el río Paraná y el Paraguay y volvió a España por Sevilla sin cumplir su mandato.

La cuarta y última expedición fue la de Simón de Alcazaba, navegante portugués al servicio de la Corona de Castilla. En palabras de la comisaria, “fue un fiasco incluso antes de partir porque este navegante aprovechó todo su mando para defraudar a Hacienda”.

En esta historia de la navegación sobresalen varias figuras gallegas. Una de ellas es la de Sebastián de Ocampo, que demostró el carácter insular de Cuba. Otra es Fernando de Andrade (1477-1540), hombre clave y siempre presente en los proyectos que relacionaron Galicia con la empresa oceánica. Otro nombre que tener en cuenta es lo de Gómez Pérez das Mariñas, que tuvo importantes iniciativas náuticas en el Pacífico. Y, por supuesto, Sarmiento de Gamboa, que fue muy prolífico en relatos de alto interés histórico y una figura fundamental para entender la cartografía posterior.

Fuente: Consello da Cultura Galega

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