El colectivo “Amigos da Cultura Celta” celebró ayer en la Casa de Galicia su VI Encuentro con la mesa redonda “El celtismo ibérico y su relación con el centroeuropeo” y el recibimiento de nuevos socios, entre los que se encontraba el delegado de la Xunta de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega, que comenzó presidiendo el acto ajeno a que recibiría esta distinción, que el colectivo quiso que fuese una sorpresa.

En la mesa redonda intervinieron Thomas G. Schattner, director científico del Instituto Arqueológico Alemán, con la ponencia “Celtas, escultura galaica en Centro Europa”; Armando Coelho Ferreiro da Silva, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad de Oporto, que disertó sobre “Lusitanos y galaicos”; Jesús Javier de Hoz Bravo, catedrático de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, con la ponencia “Lenguas celtas de Hispania y de Europa”; Marcial Tenreiro, profesor de la UNED y de la Universidad de A Coruña de Historia Antigua, con la ponencia “La espada en el agua y la roca en la piedra, ritual entre celtas y germanos”; y Martín Almagro Gorbea, anticuario de la Real Academia de Historia, quien moderó la mesa y presentó a los intervinientes.

En su bienvenida a la Casa a los Amigos da Cultura Celta, Ónega afirmó que “la cuestión celta es uno de los temas más significativos de nuestra herencia histórica”, sobre el que consideró que faltan conocimientos comparándola con otras etapas históricas. También observó que en Galicia se conservan restos de numerosos castros celtas, a pesar del “genocidio cultural que la concentración parcelaria” supuso para muchos de ellos.

De Hoz, tras explicar el origen del concepto de lenguas celtas, que no surgió hasta el siglo XVIII, hizo una breve presentación de las conocidas en la antigüedad, especialmente del lepóntico, del norte de Italia, del galo y del celtibérico.

Schattner se refirió a los restos de estatuas de guerreros lusitano-galaicos de gran tamaño que se han encontrado en Galicia y en el norte de Portugal, que surgieron aparentemente sin antecedentes. Sin embargo, Schattner defendió que estas esculturas han evolucionado desde el siglo VI a.C. hasta el siglo I d.C. pasando, en períodos centenarios, de los Alpes a Alemania, Francia y, finalmente, la Península Ibérica, donde se han hallado más de una treintena. Observó que solo se han encontrado en los territorios llamados celtas.

Coelho habló de tres casos conocidos de hallazgos arqueológicos en la península ibérica: al suroeste, entre Extremadura y Portugal, en Galicia y en el norte de Portugal en los que se han hallado estelas y esculturas con iconografía y simbología comunes y de origen celta, del siglo IV a.C. El profesor sostuvo que en la península hay un sustrato de identidad común, de raíces culturales de un pasado común.

Tenreiro se centró en el estudio diacrónico de rituales relacionados con las armas y la guerra que se pueden encontrar “atestiguados entre los celtas y germanos de época histórica y que por ende consideramos pueden aportar alguna luz al estudio de los depósitos rituales de armas durante el Bronce Final y la Edad del Hierro”. Señaló de paso la utilidad “de una aproximación interdisciplinar que incluya distintos tipos de fuentes, desde la etnografía a la historia del derecho, además de las propiamente arqueológicas para obtener una comprensión más profunda de este tipo de fenómenos durante la protohistoria europea y peninsular”.

Distinciones
Cerró el acto la entrega de distinciones por parte del Consejo de Amigos da Cultura Celta, que hizo su aparición en la sala, y posterior salida, desfilando ataviado con su indumentaria típica y precedido por dos gaiteiros interpretando música celta. Previamente, el coordinador del colectivo, José Cerdeira, recordó que éste nació “tras la motivación que nos infundió el profesor Ramón Sainero, con su intervención en el Capítulo de la Orden de la Vieira celebrado en Galway (Irlanda) en el año 2009” y sus cinco encuentros anteriores.

El presidente de la Orden da Vieira, Enrique Santín, explicó en otro momento que la Asociación Cultural de la Vieira es el soporte jurídico de la “Enxebre Orde da Vieira” que este año ha celebrado su 46º aniversario y que “el hermano menor de la citada Orden, que ampara nuestra Asociación, es el colectivo ´Amigos de la Cultura Celta´ que acaba de cumplir dos años de vida y ya integra a reputados especialistas en cultura celta de España, Portugal, Brasil, Francia y Alemania”.

En este VI Encuentro de Amigos da Cultura Celta, se entregaron Distinciones de Honor del colectivo, imponiéndoles la Beca verde que le distingue y haciéndoles entrega del título acreditavo y el emblema en espiral a los cinco componente de la mesa redonda con la que comenzó el acto, a José Ramón Ónega López, Michael Koch, historiador y autor de “Celtas en la Península Ibérica y los celtas de Europa Central”, también por sorpresa; y Juan José Moralejo Álvarez, quien fue un prestigioso filólogo gallego, “con gran influencia entre los celtólogos”. Esta última fue a título póstumo y recogió el premio su viuda.

En el caso de Ónega, se explicó que a él no se le concede por ser un especialista en estudios celtas, como el resto de los distinguidos, “sino porque es uno de los mas firmes apoyos de este colectivo” y que “sus discursos de clausura del IV y V Encuentros de los Amigos de la Cultura Celta que hemos celebrado en la Universidad de Rennes y en el Ayuntamiento de Brest, han propiciado el acercamiento entre Galicia y la Bretaña francesa, especialmente entre celtólogos de los Finisterre europeos”.